Debido a una política editorial que, sinceramente, ignoro, Charles Bukowski es conocido en la lengua castellana como narrador pese a que, curiosamente, es fundamentalmente un poeta. Y uno bastante prolífico, además. Basta mirar su bibliografía para notar que los poemarios superan ampliamente en número a los libros de narrativa. Proeza nada sorprendente, por supuesto, si no tenemos en cuenta que cada uno de estos libros de poemas es realmente voluminoso. Por ejemplo, el que motiva este texto - what matters most is how well you walk through the fire- tiene 415 páginas, You get So Alone at Times it just makes Sense suma 313, Bone Palace Ballet, 300, The Last Night of the Earth Poems, 405, y así todos los restantes.
Sin embargo, ninguno de los poemarios de Bukowski fue publicado en castellano. Ninguno1 Se han publicado varias compilaciones, sí, pero, bueno, son compilaciones, no los libros originales que Bukowski escribiera. Encima, éstas son muy escuetas (todo el material publicado en castellano entraría dentro de las páginas de los libros mencionados en el párrafo anterior y le quedaría lugar como para invitar a varios parientes más) y, en mi humilde opinión, la selección de temáticas las hacen subsidiarias de la fórmula "sexo, alcohol y lumpenaje" de los cuentos y novelas (excepto Una de las más ardientes de Ediciones Calle Abajo del 88, que, salvo por el poema del título, muestra las otras facetas bukowskianas).
Lo más parecido a un poemario original son las crónicas de viaje Shakespeare nunca lo hizo y la pseudoautobiografía Peleando a la contra (Shakespeare Never Did This y Betting on the Muse , respectivamente), que contienen poemas además de prosas (y fotos en el primer caso). Curiosamente, otro libro "mixto", Septuagenarian Stew: Stories & Poems, (conocido por nosotros por el más marketinero pero infinitamente menos irónico título de Hijo de Satanás), tiene en castellano su parte de "& Poems" inexplicablemente amputada. Las razones de esta mutilación podrían ser varias, ninguna de ellas justificable, por supuesto. Quizás esta salvajada obedezca a la creencia (¿falsa?) de que la poesía no se vende ("la poesía no se vende porque la poesía no se vende" dijo alguien alguna vez) y entonces, claro, para qué poner en riesgo el negocio, total, los que compran los libros de Bukowski lo hacen por los cuentitos. O quizás obedezca a razones aún más macabras y retorcidas y que sólo mi paranoia y mi resentimiento pueden imaginar. ¡Vaya uno a saber!

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Pero dejemos de lado la indignación y escribamos sobre lo que nos convoca. En términos "fríos y objetivos", digamos que what matters most is how well you walk through the fire es la anteúltima colección de poemas de Bukowski (apareció en octubre de 1999) y recoge material inédito (en libro) escrito entre 1970 y 1990.
Pero agreguemos rápidamente (antes de que el lector frunza el ceño) que no es un libro "póstumo" en el sentido de "seguir sacándole el jugo a un escritor muerto publicándole hasta sus listas de supermercado" sino todo lo contrario. Bukowski, al igual que Frank Zappa, dejó preparada una buena cantidad de obra para ser puesta en circulación tras su muerte y, al parecer, seguirán apareciendo nuevos volúmenes de escritura bukowskiana inédita (de hecho, en septiembre de 2000 salió Open All Night: New Poems y en abril aparece Beerspit Night and Cursing: The Correspondence of Charles Bukowski & Sheri Martinelli 1960-1967, que recoje la correspondencia que mantuviera con la que fuera amante y musa de Ezra Pound) .
Quizás algunos podrán discutir si los poemas publicados postumamente son mejores o peores que los aparecidos en vida, ya que, obviamente, es sensato suponer que, mientras siga respirando, un autor va a tratar de poner en circulación su mejor material, pero, bueno, en mi humilde opinión, la ausencia de signos vitales no ha resultado mayormente significativa en la calidad de los libros de Bukowski, y en el caso particular de what matters most..., es absolutamente irrelevante.

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No voy a ser muy original si digo (pero lo digo) que Bukowski quiere liberar al lenguaje poético de sus ataduras estéticas, lo desbarroquiza al mango, lo obliga a ser evocativo sin que por eso tenga que andar rimbombeando con metáforas trémulas y/o palabras aparentemente poderosas, que va, agarra, escribe y listo (lo que si es seguro es que no voy a mencionar lo del cross a la mandíbula por más que los eunucos bufen, no voy a ser tan obvio).
Pero la crudeza que esta "inmediatez" pareciera implicar no es tal. Quien haya leído con un poco de atención su prosa lo intuirá, quien haya leído su poesía lo sabe, Bukowski será el escritor de la "low life" norteamericana pero esto no lo obliga a ser una especie de salvaje savant que tiene la buena fortuna de aporrear las teclas de la máquina de escribir en el orden correcto para beneplácito del snobismo transgresor de la contracultura, es un tipo que ha leído mucho y que ha reflexionado bastante acerca de la poética y de la literatura (y el arte) en general (como varios de los poemas que presentamos en La Idea Fija lo demuestran) y todo este bagaje aparece en el asador, aún cuando esté hablando de trabajos miserables, mujeres gritonas, bosta de caballo o linyeras borrachos en una plaza de Los Angeles en 1939.
Quizás en esto último radique la ausencia del "Bukowski Poeta" en castellano, que su poesía tira un poco abajo al personaje de "borracho lúmpen que va de concha en concha" que surge de una mala lectura de sus prosas. No es que Chinaski y sus temáticas no aparezcan en los poemas, la mayoría de los traducidos al castellano así lo prueban, pero tienen que compartir espacio con otras preocupaciones más "profundas", con reflexiones "intelectuales", con una visión cínica, irónica e incluso cruel hacia el Bukowski Personaje (como la que se lee, por ejemplo, en los poemas imagen y Capitán Buenvino) y con un clima mucho más grave y trascendente que el que aparentemente aparece en sus prosas.
O sea, sí, es mucho mejor quedarse con la caricatura que hizo Mickey Rourke que aceptar al Bukowski verdadero (en la medida en que pueda existir un escritor, bicho mentiroso por naturaleza, que sea "verdadero"), no sea cosa que terminemos expulsados definitivamente del paraíso dorado de los ochenta, cuando eramos posmodernos, marginales y felizmente darks. Hay, creo, como una necesidad de preservar al escritor-personaje, de limitarlo a rasgos mínimos, tan sólo para sentirnos cómodos, no traicionados. No soy muy original, ya que dos de los poemas traducidos (Beethoven dirigió su última sinfonía completamente sordo y más discusión) hablan de ésto, pero, bueno, de eso se trata toda lectura, toda selección, de apropiarse de ideas ajenas, de hacer hablar a otros por uno & viceversa.

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Algo es seguro, la ausencia de su producción poética no se debe a la dificultad de traducir poesías sin convertirse inmediatamente en un traidor. Decir tal cosa sería una pésima excusa. No es que traducirlo sea una tarea "simple", la inmediatez cotidiana (¿humana?) de la escritura de Bukowski obliga a utilizar un lenguaje muy cercano a uno en vez de uno neutro y más general (por eso quizás lo que La Idea Fija presenta aquí es, en realidad, la traducción al porteño y no al castellano de los poemas de what matters most...), con el consiguiente riesgo de no ser entendido más allá de las fronteras del propio idiolecto. Pero, como todo aquel que haya leído las prosas bukowskianas sabe, es un riesgo que los tíos de Anagrama corren sin dudar.


1 Nota de 2011: Esto era cierto en marzo de 2001, cuando se escribió este artículo. Actualmente hay varios libros de poemas traducidos al castellano, incluso el que motiva este especial. Si no he corregido este anacronismo es un poco por pereza y otro poco porque aún sostengo la argumentación que se deriva de esta carencia de poemarios.