Aquel corazón descamisado
Luis Tedesco


a Daniel Santoro
a Raúl Santana
a Lucas Fragasso
a Graciela Fernández
a Pablo Barragán,

descamisados aún, en la intemperie.

"Polvo, cenizas, humareda humana, cielo oscuro debajo de los oscuros cielos de la historia."
Nicolás Casullo, Una historia de la memoria para las muertes de la Argentina CONFINES 9/10, primer semestre de 2001.


CIUDAD NARCOTIZADA, FRAUDULENTA,
ladina, fugitiva, resignada,
 
ciudad de sus patriotas usureros,
ciudad de impostaciones imperiales,


caminás, caminás, el aire hiede,


tu caca en el fangal bancario,
tus crujientes soretes verdolagas
lejos del páncreas, lejos de tus manos,


mecidos como auroras neoyorquinas,
como dulces ensueños de grandeza,


¿los viste, los palpaste ?,
son suaves, son intensos,
son rutilantes, tiesos, macerados,


son la fulguración, son el fermento,
la bilis, el pánico rectal,
el sudor de lo prístino babeante,


la mierda tibia
en el pantalón etimológico,


un tórrido incrustarse de materias
indefinidamente contraídas,

indefinidamente dilatadas,



maná occidental que mana muerte,


caminás, caminás, estás a un paso,
estás a media cuadra, estás llegando,


sos el número vivo del sistema,
el servidor sufriente, el accionista,


el semisocio anónimo,
el proliferador amenazado,


caminás en la city procelosa,
a punto de llorar, desesperado,
una rata entre mármoles voraces,


fichado,
deletreado, irreconocible,


ciudadano que fue de su Argentina,


rememorando el síncope indeciso
de tus noches pendientes del mercado,


con tu glándula pineal de clase media
en el yo-pienso-existo-desemboco
en lo demoledor de la obediencia,


esa mercancía,
ese libre manejo intestinal
en el místico fajo de tu vientre,
tenés identidad,
tenés el plazo fijo renovado,


el billete de tu confiar en Dios,


tenés el envión psíquico, tu ego,
la especie preservando lo fecal,


la predisposición,
el secador del alma,


la entidad prenatal que navegaba
cautiva en las derivas de la forma,


alguien te busca, alguien que no fuiste,


alguien íntimo, desligado,
el Inasible Murmurante
golpeando el interior de tu cabeza,
la desmesura inicial,
la sudoración de lo prístino,



caminás, caminás, un cuerpo magro
el aire cruza con temblor de manto,


fui provinciano, dice, acaso poeta,
en las noches que fueron de mi vida
celebré la recóndita añoranza
del poema en las lámparas del alba,
y caminé bajo la dócil lluvia
como palabra de ansiedad dichosa
sobre el antiguo texto que perdura,


vi su voz, la incansable cercanía,
el galopar eterno de sus dioses,
vi mi provincia de luz anciana,


los brazos denodados en la tierra,
la fronda material de aquellos campos
y el ocio estremecido en el cariño
fueron sueño, similitud intensa,


acaso su armoniosa conjetura:
hombre y Dios en el habla de la vida,


fui Carlos Mastronardi, en aquel sueño
de sol y tapias yace mi poema,


tanta apariencia, tanta superficie,
tanto rumor de secreción enferma,


cada paso que das, cada cercanía
del aire, cada cuerpo rozado
por tu ropa en el montón de ropa,


cada voz, cada hálito penoso
sobre tu respiración
cada ojo que te busca,
cada mirada es polvo de pupilas,


un desmoronamiento
de sangre seca, plástico, cornisas,
de yeso disecado en las alturas,


amor mío, dijiste alguna vez,
no hay yo sin vos en mí,
no hay límites ni tropas ni alambrados
para este corazón descamisado,


no hay pingo que me aguante la pirueta
que te piensa, Bichito, entre mis brazos,


amor mío, dijiste alguna vez,
dos palabras como alas en combate,


dos voces de la Gracia Inteligible,


caminás en la city cavernosa,
cada mirada es polvo de pupilas,
cada cara se añade con tu cara
al paciente espectral que crece dentro,


demonio atragantado de acedía,


"¡eh, usted, general Despanzurrieta!,
¿ya abortó la sierva de su casa,
la que desvirgó a Christian, el mayorcito,
el hijo sensible que venía para puto?,
¿ya le dio unos mangos y a la calle?,
¿ya tiró el feto en el baño de servicio?,
cada uno en su lugar, esa es la norma,
ninguna concesión, ninguna mezcla,
pardos, degenerados y judíos,
todos afuera, lejos de su casa,
¡usted es general de la Nación
y cuarta descendencia de argentinos!,
¡necesitamos orden, Despanzurrieta,
orden, mano dura, no importa el costo!,


¡usted es la armadura de la patria,
el cirujano en casos de emergencia,
y acaso, por qué no, nuestra consigna!",



de pronto el pavimento cruje,
movimiento de sístole diástole,


polvo, cenizas, humareda humana,
jirones de mar, grasa del Riachuelo,


es ella, grita la gente,
la Desaparición que llama,


ojos, dientes, testículos, vaginas,
brazos, piernas, entrañas desgarradas,
blusas en cruz pegadas en el barro,
restos de carne aniquilada,
restos reales de muertos no visibles,


vienen con su estertor,
vienen con su final tartamudeo
y el soplo de su desnudez quemada,


son sus labios, son sus mejillas,
es su barba de flotación extraña
en la parda laguna bonaerense,


aquí en la city,
rompiendo el pavimento,
entre la mierda blanda de tus tripas,


entre la multitud republicana,


la Desaparición,

la carne muerta, el idioma

de la Desaparición,



hay de todo en la triste muchedumbre:
amas de casa, actores, abogados,
escribanos, rentistas, secretarias,
periodistas, porteros, empresarios,
importadores, jueces, asesores,
publicistas, rectores, oligarcas,
algún poeta, algún filósofo,
algunos escritores consagrados,
editores, locutores, contadores,
cambistas, inspectores, empleados,
militares, embajadores, futbolistas,
mediadores, funcionarios estatales,


vienen de almorzar, vienen
con su yo, su usted, su causa justa,
furiosos, perentorios, indignados,


traen su carga de alimentos,
el costillar, el lomo, los morrones,
endivias, pulpo, rúcula de Hungría,
dulce de leche, quesos, Coca-Cola,
fideos de Sicilia, porotos holandeses,
naranjas de España, pechugas de Inglaterra,


el aceite ancestral, las menudencias,
el aceto balsámico de Italia,


vienen con la mesa puesta,
lentos, precisos, ávidos de leyes,
el llavero tañendo en la cintura,


llegan de sus casas,
de su primer departamento,


vienen con su crédito prendario
y el recuerdo mundano de sus viajes,


caminás, caminás, quién te señala,
quienes son esos, los oscuros
de furtivo mirar endemoniado,
nietos de india, hijos de quién sabe,
descendientes del violador hispano,


vienen de cirujear,
de la demarcación racista,
de sus camas cubiertas por el agua,


vienen de su habitual baño de sangre,


con su color de origen, con su nada,
como una ciega tempestad de historia,


flacos, desdentados, ávidos de dicha,
hirviente soplogrito de miseria,


caminás entre el humo de las ollas,
entre quejidos, salvas, choripanes,


mirando a éste, a aquél,
mirando a un lado y a otro de la calle,
buscando al delincuente,

al izquierdista,

al saqueador enmascarado,




"¡eh, usted, Hermes Oranguten!,
¿qué hace entre tantos cabecitas?,


ese olor a betún,

a cebo pisoteado,

a sudor de guiso,



esa tensión aborigen
entre las ancas de su hija,


los necesita, ¿verdad?,
hay que arrasar a los enemigos del mercado,
ponerlos boca abajo, masacrarlos,
meterles yeso frío entre las bolas
y que griten, que no dejen de gritar,
que sus gritos revienten su corazón descamisado,


usted no está para estas cosas, Oranguten,
nada mejor que cabecitas uniformados
para el inadaptado que no transa",



caminás en la ciudad hedionda
con tu mierda chorreando entre las piernas
y fajos de papel en la maleta,


caminás pegados a las paredes,
escondido tras las dóricas columnas subalternas,
sobre el mármol bancario, bajo las fauces críticas del águila,


tu vejez amenazada,
tu vaso de leche sin vainillas,
perforado tu colon indigesto,
votaste contra el Estado Protector,
votaste contra el Estatuto del Peón de Campo,
votaste por la Competitividad, por la Dolarización,
votaste por la Cirugía sin Anestesia,
votaste por la Democracia Fraudulenta,


votaste por la Realidad y te pagaron Realidad:
un pasaje en cuotas a Disneylandia,
una semana en la costa, dos televisores,


un sony, algunas chucherías,
la veleidad sajona de tu canto,


y los verdes,
los preciados verdes, los verdes de tu vida
en la vasta licuación de los magnates,


los verdes de tu mímesis sanguínea,


"¡eh, usted, Salomón y Abulinian!,
¡ídolo, usted sí que pisó con fuerza!,
con una mano atrás y otra adelante
llegó al país de las vacas gordas
y las gratas prebendas estatales,
¡qué buenos tiempos aquellos
del IAPI y el Fomento a la Producción Nacional!,


trabajaste duro, coimeaste a los muchachos,
alguna inversión, alguna máquina vetusta
te dieron sitio en la burguesía nacional,


fuiste amo en tu fábrica,
fuiste amo en el calor de tu familia,


el pánico, el lugar de privilegio,
te hicieron facho, lamebotas,
liberal, exquisito, sanguinario
cuando la chusma te pensó enemigo,
¡ídolo, usted sí que pisó con fuerza!,
este no es un país serio, decidiste,
y pusiste tu plata lejos de esta mugre",



caminás, caminás, el lugar malsano
te ciñe al monitor enmascarado,


se chupa las costuras de tu traje,
se anida con tu vello, se amontona
como niebla de aliento canceroso,


estás en el subsuelo, estás llegando,
estás entre los pocos que accedieron
al recinto virtuoso de tu Banco,


te sirven confites, "¿prefiere café?,
¿o una taza de caldo taiwanés
mechado con pezuñas de Groenlandia?,


ah, ya sé, está excitado,
está caliente como Clinton en la ducha,


aquí tiene: forros de Bruselas,
¿qué conchita prefiere,
rubia, morena, pelirroja, etíope?,


¿una niña marroquí, una Gracia florentina,
acaso un robusto marinero de Jamaica?,
finalmente, señor, ¿qué mundo lo conforma?",



caminás, caminás, alguien que ya fue
te arroja su esternón desencarnado,


soy Moreira, grita, mi daga yace
en la neblina fósil de los llanos
junto a Cruz, Fierro, Chano y aquel Lucero,
desertores del orden, payadores
del viento musical de nuestra tierra,
fui hombre del poder, lugarteniente
del político, brazo pendenciero
pero ajeno a la pompa partidaria,
cien veces maté, cien veces morí
en la oscura maleza del desierto,
mi cuerpo fue la roja pesadilla
de un alma maniatada por fantasmas,


la ficción judicial de los doctores,
el escarnio del hambre y el destierro,
el lonjazo, el rebenque, los sablazos
de la ley en los cuajos del gauchaje
me hicieron redentor, desacatado,
ese nadie de mí que entre la niebla
es Moreira, jinete de otro cielo,
vivo por la emoción de los vencidos,


este olor, estas voces, esta gente,
el habla del lugar me desfigura,



caminás, caminás, la sangre brota
entre banderas súbitas de dioses
y el cuerpo que no está se desvanece,



"¡eh, usted, Camaleón Ortiva!,
¿ya no saluda, ya no me conoce?,
político de raza, talón de patria,
¿ya terminó su casa en las soleadas
riberas uruguayas, su bulín en Montmartre,
su garçonnière en los bosques de Palermo,
su pisito familiar en Barrio Parque,
ya tiene su refugio en los Alpes Suizos,
su quincho en el Soho, su piletón
en Ibiza, su isla griega, su trópico
de blancas arenitas, su rancho en Roma,
ya adquirió su bergantín, el Dupont de oro,
su avión particular para las urgencias
del poder parlamentario, ya firmó
los pliegues privatizadores del Estado
y definió la justa comisión por sus servicios,
ya tiene su Cherokee, su Ferrari color nilo?,


y bien, mi querido Camaleón Ortiva,
consolidado su patrimonio,
acostumbrado a los masajes, al baño turco,
a los graciosos desbordes de su hembrita,


no se que de atrás, no se prive de nada,
tiene usted, lo que se dice, un corazón de oro",


PLAZOS FIJOS, DEPÓSITOS, FINANZAS,
EXCHANGE, CAPITALES A LA VISTA,
MERVAL, NIKEI, DOW JONES, MEGACANJE,
CRÉDITOS PARA EL TODO DE SU VIDA,

AQUÍ SE COMPACTA
EN DELICIA VERDINEGRA,
SU MALETA ES ALIMENTO
Y EL BANCO LO AMALGAMA,

NO TENGA MIEDO, CABALLERO,
DEPOSITE, SU CUENTA NOS HALAGA,
EL SECRETO ES INVIOLABLE
Y LA TASA REVIENTA DE ALEGRÍA,

VAMOS, NO SEA PENDEJO
DEJE AQUÍ TODA ESPERANZA,
RELÁJESE, ESTÁ EN SU CASA,
EL SERAQUÍ DE LA NOSTALGIA,




caminás, caminás, un velo blanco
sembrando sus destellos de agonía
mueve el aire con prisa redentora,


Evita capitana aún respira,
el albo transparente grita,
enterraron la muerte de mi cuerpo,
y luego la ensuciaron, la escupieron,
penetraron el sexo de un cadáver,
no soy esa materia, compañeros,
soy tiempo plebe, cuerpo de mi pueblo,
el pan dulce y la sidra bien helada
en los patios frondosos de las casas,
soy palabra que invoca, que construye,
palabra de la fiesta de estar vivos,


qué podrán sobre mí, si soy milagro,
mujer estéril, madre de millones,
la mala actriz, la puta, la fatídica,
la santa que protege del olvido
la risa contagiosa de los pobres,
soy Evita Perón, descamisada,
entonación del habla popular,
qué podrán sobre mí los utileros
del vicio nacional, los refinados
señores del decoro y la codicia,
las matronas cornudas de Quintana
y la fusta, las manos repulsivas
de los vagos podridos en dinero,


qué podrán sobre mí, que ya no soy,
que grito sin gritar, y grito muerta,



así dijo la voz y el velo blanco
se hizo llama en la altura de los campos,



si te vieras, canoso, postergado,
con la purga de tu dasein contrito,
de hinojos en el mármol de la nada,


si te vieras en el jónico subsuelo
el piberío de tus años lentos,


aquel acontecer de lo benigno,


sí, como antaño, desde otra niebla
volviera Musulmán, el declinante,
el perdido de vos en el suburbio,


y si aquel corazón descamisado
te pidiese, por Dios, una moneda,



"¡eh, usted, Mánfloro Demacro!,
¿ya se aplicó la prótesis peneana?,
¿ya le trajeron la cachorrita joven
para amenizar sus horas de reposo?,
a una por semana, cuatro en el mes,
cuarenta y ocho a lo largo del año,
bien pagas, eso sí, como un buen gerente,
pero más baratas, a la larga,
que una esposa con bienes gananciales,


se le nota en la cara Manflorón,
la gelatina untuosa de la dicha,
los grumos blanquecinos del pesebre,
como salpicaduras celestiales,


además, tan menudas, tan perfectas,
tan leve su aniñada compulsión,



le sugiero, Demacro, un plato extra:
alguna virgencita, más bien pobre,
humilde, digamos, y morochona,
medio entrerriana, medio paraguaya,
con la piel satinada por los soles
y el culo reclamando el porongazo,


usted, amigo, hipócrita sensual,
con su prótesis helada,


podría desvirgar,

podría mancillar,



podría ser el Mánfloro que viola",


estás en la hora clave en la TV,
entre luces, micrófonos, testigos,
"¿qué sensación filosófica sentiste
al comprobar que tu motor inmóvil
- aclaremos, tu trabajo, sos un subocupado -
quedó varado en la caverna griega
de las representaciones infructuosas?,
¿sentiste náuseas, vértigo, apetito?,
¿se te paró con crispación edénica
o fue sólo una ilusión de los sentidos?,
¿qué le pasó a tu alma, muchacho,
se rebeló la masa de su sangre colectiva,
se hizo síntesis el esclavo imaginario
que dentro tuyo lucha por ser libre?,
no te apresures, estamos a tu lado,
somos románticos empedernidos,
y aunque la vida nos puso en veredas distintas
(¿qué es la vida, al fin de cuentas,
sino un amo caprichoso que nos lleva
de un lado a otro de la suerte,
hoy por vos, mañana por mí?),
pues sí, aunque en veredas distintas,
tu caso nos conmueve, lo tuyo es lo nuestro,
estás en nuestro corazón, te añoraremos..."


¡LIBERALISMO O BARBARIE! ¡MANO DURA
CONTRA LOS FOCOS POPULISTAS!
¡MERCADO CONTRA EL CÁNCER DE LA IZQUIERDA!,


"observe usted", explica don Dadad,
"el orden armonioso de la jungla,
unos matan y otros son matados,
cada uno en la carne del otro
se acrecienta, cada carnívoro se atraca
con el manso animal vegetariano,
vea los programas de la National Geographic,
de un lado el rey, el fuerte, el elegido,
del otro la vibrante gacelita
huyendo del colmillo que carnea,
cada uno en su lugar,
cada uno desplegando
la seguridad de su destino,


a mí, le aclaro, tráigame Rutini,
otro vino me parte la cabeza,
ostras, salmón noruego, Pommery,
jamón de España, arenques, jabalí,
lléveme a los hoteles del Caribe,
arrójeme en las calles excitantes
de París, Amsterdam, Nueva York, Roma,
deme mundo, primer mundo, démelo
ya, deme agua de Vichy, un calmante,


el aire de aquí, ay, me descompone",



más rugidos, papé Satán, más sangre,
más moscas y más ratas sigilosas
en el sueño mortal del codicioso,
ese rumor, esa deposición
de los que cuentan su dinero,


el chasquido del papel
estrujando el intestino,


infinita plegaria numeral,
mil, dos mil, trece mil, doscientos mil,


la boca seca,
los dedos temblorosos,


el alivio teológico del Mal,



"¡eh, usted, Damisela Impertinente!,
¿ya escupió el cadáver de Perón
y salpicó de Evita las mejillas
con el semen azul de sus patricios?,
¿ya rezó el rosario engalanada
con los tules marciales de su clase,
ya hizo su caridad, un vestidito
para la negra sierva de la casa?,


¿ya regó los rosales de la quinta
y sonrió al oír la metralleta
sobre la chusma sucia de la Plaza?,


¿ya se confesó,
ya hizo contrición,
ya purgó sus fantasmas en la hostia?,


no ceda, Damisela Impertinente,
cuide sus joyas, dólares y fastos,


no finja dolor, cosa de plebeyos",


caminás entre llamas y fantasmas,
uno más de la sombra administrada,


llevás el maletín,
llevás la Constitución,
llevás la escarapela de la patria,


llevás el recibo provisorio
de tu plata en los bancos extranjeros,


llevás documento, riñonera,
chaleco antibalas, perdigones,
la cobertura médica, tu orina,


la máscara antigás, la bestia armada,
el hedor del dinero en la camisa,


llevás la escritura de tu casa,
el bien almacenado, las chirolas
de tu sueldo pagado en patacones,
llevás al ciudadano de tu muerte,


caminás como carne entre mastines,
como un bocado a punto, sazonado
con salsa democrática nativa,


ese traje,
ese tonito sobrador,
esa impostación fastuosa,


ese doctorcito, ese maniquí,
tan pulcro, tan distante, tan sediento
de alguna multitud decepcionada,


ese animal político, ese banal
jequecito de las pampas,



"me dicen Picardía, me dicen Vizcachón,
misturador político, fedunited salvajón,
soy bataraz, espuela dependiente,
baraja del bien, baraja del mal,


gauchi-ciudadano, monto bungibor,
práctico, desengañador, quirúrgico,


soy como el chimango,
que pica roe y de la grasa chupa
la sangre burbujeante del poder,


¡eh, usted, Benito Cámela!,
¡hágase a un lado, compatriota,
deje un lugar para Menchu Pámela,
compañera de fórmula y hermana,

como yo,
de los amados pobres que me siguen!,
¡deje su plato aquí, hay locro
para todos, y buen vino patero!
¡síganme, no los voy a defraudar,
tengo bololoquita para rato,
soy amigo de Bush, cliente del Fondo,
el sector financiero me respalda,
tengo fama, poder, soy el cojudo,
cirujano mayor de la república!"




caminás, caminás, el fueye sacro,
mordido el pie del aire contemplado,
su rezo taura lanza y da su vida,


en las noches sin Dios, en el sinfín
del sentido en la Blanca Pavorosa,


en mi compás, en cada idolatría,
en cada migración de mano izquierda,
en el lento susurro del descarne,


en mi ronco pulmón, en el latir
del humo en la querencia subjetiva,
el torso que se tumba, rajuñando,


el señuelo estridente del recuerdo,


en la opaca penumbra espiritual
de las cocinas, en la voz materna
del barrio en su bemol amarillento,


en la imposibilidad,
en la inútil gambeta con mi cuerpo,


en la infección plebeya de la herida,


fui voz de bandoneón, mi Troilo yace
en patios quietos, cabeceando brumas,



estás en tu casa,
estás en el comedor divisible
con tu mujer, tus chicos, la comida,
estás en tu imparcial privacidad,


alguien nutrido,
alguien representado,
alguien jurídicamente libre,


estás frente al televisor
con tu habitual cansancio y tu habitual
manera de comer, de ser dichoso,


lejos del día, lejos de la city,
lejos de la basura de las calles,


estás ahí, radiante, en la pantalla,
entre luces, micrófonos, testigos,


diciendo sí, gritando que sí...



"¡eh, usted, querido Dogor Tramoya!,
muchacho pierna, sólido, furtivo,
sonriente en el espejo vichadero,
miguel que daer pingüe barrio nuevo,
ilustre cavalieri lucrativo
tocó casildo del ubaldo cuore
la marcha paritaria de la plebe,
y si en el combatiente capital
cierta consigna quiste se le empaca
el pienso redoblás de la cometa
y todo es más igual que como fuera,


dogor, ¡qué grande sos, cuánto valés!,
ahora que del manguren te acompaña
y solditi hace votos de querencia,
tu furia miente y mano larga alcanza
el bendito sopor de la prebenda,
pelechando duro y repartiendo extras
a los varios punteros de tu raza",


sos de aquí, argentino, de algún barrio,
alguien del democrático paraje,


hijo de italianos,
hijo de españoles,
hijo de rusos, polacos, alemanes,
hijo de franceses, árabes, armenios,


occidental judío,
agnóstico, ortodoxo, protestante,
católico apostólico y romano,


un franco semiser de la constancia,


blanco, generalmente blanco,
gordo, cetrino, pálido, delgado,


alguien correcto, culto, comprensivo,
alguien que se define progresista,
alguien que piensa bien, un idealista,
un hombre con los pies sobre la tierra,


mediador melancólico impasible
a la hora de pensar sobre sus bienes,
a la hora de invertir y ser dichoso,


cariñoso, farrista, bien dotado,
quizás bueno, tentable, temeroso,


un pragmático sentimental,
un enamorado de la vida,


un padre cauteloso que acumula,



"¡eh, usted, Pérez Mal Compacto!,
¿ya desempolvó la licuadora?,
¿ya hizo uso del patrimonio nacional
para su jugo de pasivos financieros?,
le confieso, amigo, estoy turbado,
el verso ronco que la voz dispara
no hace justicia a su talento innato,


con civiles, con militares,
con radicales, con peronistas,
con estatistas, con privatizadores,
con gremialistas y sin gremialistas,
Pérez Mal Compacto Family Group
se hizo cargo del ahorro improductivo
y le metió calzado al credirobo
con la saña sagaz del buen amante:
licuó de todo en el momento justo,
aquí el taller, afuera las ganancias,
aquí la ganga, lejos la jactancia,
aquí las comisiones de servicio,
las monedas, la mano prepotente,
afuera el esplendor y los caireles
y la fina adhesión civilizada,
su credo, señor Pérez, nos sedujo,
aunque seamos apenas aprendices,
cambio chico en el fondo de su abismo",



querés dormir, querés agujerearte,


que nadie sople,
que todo quede como estaba,


la cama, la frazada, el techo cerca,


tu súplica, lector, tu voz en mí
quiere la cercanía del engrudo,
el pegote final de la carroña,


quisiste robar y te robaron,
quisiste traicionar y fuiste traicionado,
dos cabezas, dos torsos,
dos pequeños dependientes
del uno cainabel de tu guarida,


así tu sueño ardía rencoroso
cuando alguien de tu doble preparaba
el señuelo del otro en la mañana,


así la vida, el andrajoso manto,
el tocador febril de la apariencia,


así te repartía, y en tu forma


uno del otro
saqueaba, supuraba,
tendía su trampa, acorralaba,
 
robaba como el robado que derrocha
algo que fue, invisible, de otra vida,
la fiesta, la embriaguez, la desmesura,
la risa coloquial de los sentidos,
 
la vida que se da, las venas rotas
 
en aquel corazón descamisado.
 

"¡eh, usted, Inversor de Poca Monta!,
¿se vino a menos, se quedó en pañales?,
¿lo dejaron de a pie, sin un gomán,
amurado a su pyme como un chicle
y el culo en el procaz supositorio?,
¡cuánta desilusión, era tan grato
verlo andar por Florida, por Corrientes,
con su traje cruzado y su melena
de abnegado porteño ganador!,
ya ni el furgón te queda de aquel tren,
de aquella sonrisa que piadosa
era ilusión de calma alimenticia,
vivís de lo prestado, con lo justo,
con tu único vicio, el cigarrillo,
y un tango masacrando tu cabeza,
 
no tiemble, men, no sueñe cosas raras,
el mercado es así, como la vida,
es como usted, sensible, impresionable,
 
busca vivir, estar de paso,
no trata con la chusma pordiosera",
 

querés dormir, querés agujerearte,
 
querés la mancha inmóvil,
el liso transcurrir del agujero,
 
que nadie sople,
que nada de allá, goteando,
desplace tu quietud de más quietud,
ninguna voz, ninguna entonación,
ninguna gutural desesperada
buscando cohesión, palabras súbitas,
nada que tenga olor a residencia,
 
querés soldar tus dientes en la encía
y dormir, ser agujereado,
 
caer y caer, desde mi yo,
 
caer y más caer en el tifón sin aire.